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Sopars en positiu con Eva Millet

Cuando reúnes a cenar a 20 personas que apenas se conocen entre si para hablar de educación y les preguntas qué les ha movido a sumarse a esta iniciativa, todos contestamos lo mismo, la educación de nuestros hijos es de las cosas que más nos importan. Todos queremos hacerlo lo mejor posible en este campo ya que de esto dependerá en parte su futuro. Y como nosotros adoramos a nuestros hijos les deseamos un futuro maravilloso. Todos hemos leído sobre el tema y estamos atentos a cualquier artículo, conferencia, experto en la materia, comentario… ¿Cómo puede ser entonces que hombres y mujeres formados, hechos y derechos, con carreras profesionales envidiables, con un nivel cultural y adquisitivo por encima de la media y con una vida cómoda estemos formando a unos hijos cada vez más dependientes, inseguros, impacientes y déspotas?

Pues justamente porque nos hemos convertido en hiperpadres. Y para hablar de esto hemos invitado a Eva Millet a Sopars en positiu, porque ella lleva 15 años escribiendo sobre educación, ha tenido oportunidad de conocer a expertos y referentes mundiales en la materia, ha visitado colegios y contrastado métodos gracias a su trabajo como periodista en La Vanguardia y sus suplementos y ha recopilado todo este recorrido en un libro titulado Hiperpaternidad, del modelo “mueble” al modelo “altar”.

Eva desgrana en su libro las causas de la aparición de este modelo de paternidad que no es nuevo, todos recordamos los padres de algún niño o niña hiperprotectores o empecinados en convertir a su hijo en un as del tenis mundial, pero que ha pasado de ser una excepción a no sólo extenderse sino a convertirse en el modelo imperante. Lo que se ha convertido en raro ahora es una familia cuyos hijos no vayan a 3 extraescolares, dominen el chino, con seis meses sean expertos en música clásica o toquen al violín piezas de Stravinsky sin pestañear. Porque con este afán de dar la mejor educación a nuestros hijos los estamos privando de lo que es más importante para ellos, que es jugar! Estamos trasladando la competencia que existe en el mundo de los adultos a la educación de nuestros hijos, en este mundo de la imagen y la superficialidad además de tener la casa, el cuerpo, el trabajo, la ropa, las vacaciones o el coche ideal, debemos tener además la familia ideal y esto, como no, afecta a nuestro hijos.

Eva nos da algunas pautas para entender este fenómeno y como hemos llegado hasta aquí. Por un lado, por lo general nuestros hijos son niños modelo Luis XIV, el Rey Sol de la casa, astro rey alrededor del que gira la familia. Además resulta que les solucionamos todos los problemas evitándoles la oportunidad de desarrollar herramientas para que en un futuro puedan ser ellos mismo quien solucionen sus propios problemas. Les negamos el derecho a aprender, a equivocarse y a entender el fracaso como algo intrínseco para avanzar. Les estamos maquillando la realidad para evitarles los miedos y traumas, convirtiéndoles de este modo en niños débiles y asustados que no tienen armas para superar sus temores. Les estamos llenando de conocimientos pero descuidando la formación en valores, primado los resultados a corto plazo por encima de los cimientos sólidos que serán los que tendrán que soportar su vida. Los exhibimos en las redes como nuestros pequeños trofeos, cargándonos su espontaneidad, haciéndolos esclavos de la imagen en edades que aún son incapaces de analizar de forma madura y relativizar la importancia que realmente tiene todo este mundo. Como consecuencia de estas trufadas agendas tenemos niños sin tiempo para jugar ni aburrirse, por consecuencia, sin tiempo para desarrollar su imaginación, para establecer lazos de amistad, de relación, de aprendizaje… Eva nos pide que pensemos los mejores recuerdos que tenemos de nuestra infancia, seguro que en muchos de ellos estábamos jugando.

Ante este panorama, con tintes dramáticos, que Eva relata con mucho sentido del humor y un montón de ejemplo que te hacen llevarte las manos a la cabeza, hay alternativas y soluciones, así que no todo está perdido! Vamos a verlas y que conste que no son teorías de Eva, sino que las sintetiza del montón de entrevistas realizadas a expertos en la materia durante su trayectoria profesional. Antes que nada, relax. Estar contínuamente recriminándonos que no llegamos a todo no nos hace llegar más lejos. No existe un modelo ideal de padre o madre así que relajémonos. Entendamos que hay una parte de azar en todo y que nuestros hijos nos quieren porque somos sus padres y nos quieren tranquilos. Una vez ya estamos disfrutando de esta aventura en vez de instalados en una actitud de “super sufridores en casa”, pogamos en práctica la observación pasiva. No debemos pasar de nuestros hijos, tenemos que estar pendientes de ellos, pero desde la barrera, como en las plazas de toros. Confiar en ellos y en sus posibilidades e intervenir menos, mucho menos. El mensaje que les estamos enviando es: “estoy cerca de ti, pero sé que tú puedes hacerlo”, esto fortalece su confianza y su ego de una forma sana y saludable. Educar con afecto y con límites, de esto nos hablan todas las personas que saben de educación con casi ninguna excepción. Los niños necesitan límites para sentirse en un entorno seguro. Y dejemos de preguntarles cosas que por su edad no pueden responder, tomemos las riendas sin miedo de esta institución que no es democrática que es la familia. Ellos esperan de nosotros que lo hagamos y necesitan vernos seguros al mando. Y por último conseguir tiempo libre, tiempo sin organizar o planificar para pasear, aburrirse, jugar… Tampoco parece tan difícil, verdad?

Estaba tan animada la conversación que no me acordé de pedirle a Eva que nos recomendara un libro así que nos vamos a quedar con el suyo, que desarrolla el concepto de Hiperpaternidad de forma clara, que te obliga a replantear cosas que haces, a pensar y sobretodo que te ofrece un espejo en el que te ves reflejado y soluciones para dejar a un lado estas actitudes que queremos evitar.

Y aprovecho para recomendaros otro libro que es una maravilla y que en forma de cuento nos habla también de muchos de los aspectos de los que hemos hablado. Se trata de Momo, de Michael Ende.

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